Hace poco más de medio año, Álex de la Iglesia se subió a la tarima de los cines Golem para recoger un premio honorífico, entregado por Scifiworld durante su certamen de cortometrajes SHOTS. Allí, Álex, estatuilla en mano, dio un sentido discurso sobre lo que para él significaba hacer cine. Sobre la ilusión de contar lo que se tiene dentro, y lo fácil que es perderse por el camino cuando empiezan a entrar en juego todo tipo de factores externos: económicos, industriales, etc. "No olvidéis nunca esa ilusión que os hizo querer ser cineastas en un primer momento", dijo con visible nostalgia. Curiosas palabras viniendo de un realizador que siempre ha hecho lo que le ha venido en gana. Su filmografía es un muestrario de personajes patéticos y estrafalarios, de situaciones inverosímiles y de violencia cafre. La única película que se sale de esa tendencia es su penúltima "Los crímenes de Oxford", la más comedida, la más correcta, la menos "De la Iglesia". La más aburrida, qué coño. No se si era en esta cinta en la que pensaba cuando daba el discurso.
En cualquier caso, si alguna vez ha tenido Álex alguna espinita clavada, no cabe duda de que con "Balada triste..." se la ha sacado. Se trata sin duda de uno de sus films más personales (que ya es decir), y probablemente aquél donde más se ha soltado la melena, donde realmente ha hecho lo que ha querido.
La película es básicamente una historia de rivalidad y venganza entre Javier (Carlos Areces) y Sergio (Antonio de La Torre), dos payasos de circo enamorados de la misma mujer, la trapecista Natalia (Carolina Bang). El primero, tímido y pusilánime, y con una infancia marcada por la guerra y la muerte. El segundo, un maltratador alcohólico y ególatra. Ambos personajes llevarán su rivalidad al límite y darán rienda suelta a sus más salvajes instintos, y ya de paso regalarán al espectador una buena ración de escenas gore que dejan las mutilaciones de "Acción Mutante" y el cuerpo partido en dos de "La comunidad" a la altura de un capítulo de "Farmacia de guardia". Sí, también en eso se ha quedado a gusto De la Iglesia.
Y es que, si realmente Álex estaba pensando en "Balada triste..." cuando hablaba sobre recuperar su ilusión por el cine, no cabe duda de que esta vez se ha debido quedar satisfecho: Si "Los crímenes de Oxford" es su cinta menos personal y la más aburrida, estamos aquí ante todo lo contrario. Hay de todo: personajes estrafalarios "made in De la Iglesia", humor chusco "made in De la Iglesia", violencia extrema "made in De la Iglesia". Incluso tenemos escenita de vértigo sobre un monumento emblemático de Madrid: Si el cartel de Schweppes del Edificio Callao será recordado por todos como aquél donde Santiago Segura se jugaba el tipo en "El día de la bestia", la cruz del Valle de los Caídos estará a partir de ahora ligada a Carolina Bang y sus largas cintas rojas desafiando al gravedad.
Hay que resaltar también la factura técnica de la película, impecable en todo momento: tanto la fotografía como la ambientación, así como las escenas de acción y los efectos especiales; aunque quizá en la escena antes nombrada de la cruz el realizador se recrea más de la cuenta en los planos por ordenador y acaban siendo un poco repetitivos.
El único punto negativo que le pondría son sus lagunas de guión, especialmente en el desarrollo de los personajes principales. Esto es especialmente sangrante en el personaje de Carlos Areces, que sufre una transformación radical pasando por algunos estadíos intermedios inexplicables. Pero incluso eso se perdona si los sinsentidos vienen con imágenes impagables de regalo. Un buen ejemplo es
¡ATENCIÓN! SPOILER
La tediosa e injustificada transformación de Javier en una especie de hombre primitivo, viviendo desnudo en el bosque y alimentándose de animales crudos, y su posterior captura y conversión en una especie de perro de caza al servicio del coronel Salcedo; todo esto, sin embargo, se compensa con creces en el momento en que Javier, echo un animal, le pega un mordisco en la mano ¡al mismísimo Franco!
FIN DEL SPOILER
En definitiva, aquellos que hayan disfrutado del De la Iglesia más gamberro ("Acción Mutante", "El día de la Bestia", "La Comunidad"), quienes disfruten de sus personajes patéticos y marginales y de sus situaciones absurdas, disfrutarán de lo lindocon "Balada triste...". Quien no haya conseguido digerir nunca los platos del director bilbaíno, que no espere lograrlo en esta ocasión porque éste es precisamente uno de los que más tiene de su "receta mágica".
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